04 agosto 2008

RELATO DE COMO PERDÍ A UN AMIGO.

Para mí empezaste a irte el 28 de Enero de 2008. Había vuelto de las vacaciones y era muy, muy feliz. No te culpo, nunca lo hice. Simplemente es el deseo de contrastar los sentimientos que se presentaron en mí cuando mamá, esa noche, me negó lo que yo hasta ese momento pensaba que era una realidad: "no hija, pablito no está bien...". No entendí. "Si, mamá..está bien, tiene mononucleosis..". A partir de ese momento ninguna palabra parecía ser procesada o comprendida por mi mente hasta el momento en que escuché la terrible palabra a la que hoy puedo decir que le temí por meses enteros, el nombre que más me duele, una palabra incomprensible, dura, de esas que te dejan sin aliento: leucemia.

Negación. "No, no puede ser..no es, es mentira..", lo único que podía hacer era desmentir lo que acababa de escuchar, sin importar quien lo dijera y en que situación."...Y si no, que suene la alarma; porque esta pesadilla no me está gustando nada.." pensaba. Pero la alarma nunca sonó.

Los días siguientes fueron completamente vacíos, como pocas veces lo habian sido a lo largo de mi vida. A veces la gente utiliza comparaciones que resultan exageradas o irónicas, pero quiero atreverme a afirmar que, sin duda alguna, jamás había llorado tanto. No comía ni dormia, y sobre todas las cosas no lograba comprender la injusticia que estaba presenciando . El 30 de enero no aguanté más, y tuve que ver a mis amigas. Lloramos juntas, y aún así nada nos hizo entender. El primero de febrero fuimos a visitarte a la clínica. No puedo negar que en el viaje y al subir el ascensor, me sentía extremadamente nerviosa, con miedo a lo que iba a ver, a cómo iba a verte. Cuando se abrió la puerta estabas ahí, igual de hermoso y animado que siempre, y tu imagen no estaba deteriorada, salvo por una paralisis facial que habia afectado la mitad de tu cara; sin embargo hablabas con muchísima facilidad y no te costaba ni un poco hacernos reír como de costumbre. Habías pasado un par de quimioterapias si no me equivoco, pero estabas bien. Pelo abundante (como siempre), me acuerdo que te habías afeitado y nos mostraste fotos tuyas en el celular con la barba larga. Hablamos un montón, -mejor dicho, hablaste- y nos contaste que no estabas para nada asustado, y nos aseguraste que ibas a salir, y que ibamos a estar todos juntos otra vez. Positivo, como de costumbre. Los días siguieron pasando, entre ellos hubo varias salidas frustradas y otras tantas exitosas, pero en todas faltabas vos..y nisiquiera podía imaginarme el comienzo de nuestro ultimo año de secundaria sin tenerte en el aula. Entre tantas salidas vale recalcar la del miércoles 20 de Febrero, cuando fuimos al cine y en la sala podían vernos como 7 boludos (y un par de hombres incluidos) llorando con "The Bucket List" y acordándonos, aunque nadie lo dijera, de vos todo el tiempo. ¿Por qué no podias estar ahí? ¿Por qué en ese momento tenías que estar en una clínica encerrado, con miles de nombres científicos, tubos y explicaciones que nunca nadie iba a entender?

Empezaron las clases sin vos. Todos decían que estabas mejorando, y yo te ví más cerca y no te sentí tan lejos. Sentí por un momento que volvías. De repente: felicidad. Recibimos la noticia de que ibas a poder estar afuera unos días hasta que volvieran a hacerte una quimio. Era increíble el hecho de saber como a pesar de tu enfermedad seguías luchando con todas tus fuerzas.

El martes 4 de Marzo a la mañana apareciste en el colegio, la quimioterapia empezaba a dejarte pelado y te ví más gordito; la paralisis facial que te había afectado hacía ya un tiempo estaba un poco más avanzada. Te abrazamos y te sentaste toda la clase de arte y una de biología, clase la cual por razones obvias no logré escuchar ni percibir, porque pensaba en lo que tenía frente a mí, en lo que por fin estaba viendo despues de tanto imaginarlo: en vos, otra vez entre nosotros. Apenas saliste del colegio con tu mamá y te saludé, no supe hacer más que largarme a llorar desconsoladamente sin poder explicar lo que estaba sucediendo dentro mío. ¿Por qué? Nisiquiera hoy logro descifrarlo. Ese fin de semana los chicos fueron a tu casa, yo no pude ir porque me había ido lejos. Volviste a entrar a la clínica. Días largos, breves, tristes, graciosos, feos. Todos vacíos, igual que al principio. El 22 de Marzo fue la comunión de Mica, y en la iglesia podría jurar que me pareció verte. No me preguntes el motivo...pero mis ojos estaban completamente seguros de que te estaban viendo, y me acerqué a ese chico alto, grandote, parado de espaldas adelante mío para encontrarme con el rostro de un completo desconocido que -por suerte- no se dio cuenta de que lo estaba mirando. Pruebas, proyectos y estudios. Vos no estabas en ninguno de ellos, pero nosotros, te veíamos en todos. Seguías mejorando, o al menos eso nos decían. A fines de Marzo nos enteramos de que tenías que recibir un transplante de médula porque ninguno de tus hermanos era compatible, y que estabas en una lista de espera mundial. Me acuerdo que fue un día raro, pero por sobre todas las cosas, gris. Salimos todos al patio, con las chicas habíamos discutido...y por una mágica razón terminamos todas juntas, llorando y abrazándonos. Volvías a irte, como lo describí al principio... de pronto sentí que aquel acercamiento había sido solamente un sueño, una sensación repentina, como una estrella fugaz que cruza un cielo desolado. El 11 de Abril recibimos la maravillosa noticia de que no sólo había donantes, sino que estos eran cinco. CINCO chances de seguir adelante, cinco razones para seguir luchando, cinco posibilidades de seguir con lo más hermoso que tenías, que era tu vida. Y lo intentaste. Lo intentaste hasta el último momento. Siempre peleándola. Un par de quimios más y ya recibías el transplante. El 4 de Mayo volvimos a verte, cada vez más deteriorado, pero seguías siendo vos. Si hubiera sabido que esa era la última vez que te iba a ver, creo que te habría abrazado mil veces más, o tal vez no me hubiera desprendido del sillon de tu habitación -que con las chicas nos daba sueño- para quedarme con vos hasta el final. No lo sabía. Y no me arrepiento de lo hecho; creo que me hubiera sido imposible dejar la sala sabiendo que no iba a poder verte, ni sentirte, ni escuchar tu voz nunca más. No tengo mucha conciencia del tiempo después, pero nos dijeron que la médula ya había llegado y que para mitad de año ya ibas a estar con todos nosotros. El fin de semana siguiente me acuerdo que no te pude ir a visitar porque tenía faringitis, pero nos mandabamos mensajes mientras yo estaba en clase que después guardé en mi celular...el mismo celular que hace poco perdí. Y no se lo dije a casi nadie, pero lo que más me dolió de esa pérdida fueron tus mensajitos que había guardado para tenerlos siempre conmigo. Unos días despues, estabas en terapia intensiva. No era la primera vez, ya habías estado antes pero te habían sacado. ¿Que estaba pasando? ¿Y el transplante?.

El Sábado 24 de Mayo tuvimos la fiesta de 15 de Ñaman, y esa noche me enteré que estabas en coma. Al día siguiente me levanté tarde, muy tarde...y apenas salí del baño me encontré con mi mamá, completamente angustiada, que venía a decirme algo. "..Lo de pablo se complicó..."...mi corazón empezó a temblar. Las palabras en la boca de mamá seguían corriendo: "..tuvo un derrame cerebral, los médicos ya no pueden hacer nada...", "..igual tenes que tener fé..". No había frase que no me doliera hasta el fondo del corazón. Era tristeza, era impotencia, era bronca, enojo, era todo a la vez. No había palabra que no derramara un centenar de lágrimas sobre mis mejillas, que volvían a sentirse como al principio. No podía ver a nadie, no entendía nada, mi mejor amigo vino a casa, como siempre, a salvarme...y sin embargo lo único que pude hacer fue llorar frente a él y abrazarlo unas cien veces. Me acompañó a lo de Lean, donde estaba todo el curso, y gente que realmente no pensé que me iba a encontrar. Todos hablaban del tema, y yo era la única cuya fe había sido arrancada, siempre dije que ese día te fuiste completamente para mí. No sé porque, pero a pesar de buscar no encontraba ni un rastro de fé en mi interior. Recibí todo tipo de adjetivos calificativos que lo único que hicieron fue tornarme en un ser aún más pensativo: "descreida", "..se va a salvar, vas a ver..", "negativa", "pesimista", todos aquellos que nunca hubiera imaginado que iban a ir dirigidos hacia mí...y sin embargo, esa fé inexistente seguía sin aparecer. COMA IRREVERSIBLE. Eso era todo lo que se encontraba en mi mente. Después de muchas horas volvimos, cada uno a su casa, y el dolor no terminó ni se calmó.

El Lunes 26 de Mayo en el colegio eramos pocos, y los pocos que eramos no dejabamos de llorar recibiendo el apoyo de maestros, directivos, alumnos y personas que consideramos (nuevamente) inesperadas. A la tarde creo que no fuimos al colegio. El Martes 27 de Mayo a la mañana ese ambiente seguía igual, así que nos propusieron ir al campo a la tarde para no hacer nada, llevar comida y quedarnos sentados mientras el resto del colegio hacía gimnasia. Nos sentamos, nos reímos un rato, y llegó la hora de volver al colegio para formar e irnos. Todos esperando a recibir nuevas noticias tuyas.

Llegamos y el director pidió que nos quedaramos. Empecé a sospechar que se trataba de vos, pero no quise ser paranoica. "Chicos, ¿saben algo de Pablo?" nos preguntó. Todos respondimos que no, y de repente apareció Gury, que había faltado y venía de la calle, y dijo que sí sabia algo. Pero se quedo callado. Mi cuerpo empezó a temblar, al igual que lo esta haciendo ahora mientras escribo esto. Martinez insistió: "..Decinos, por favor, ¿qué sabes?...". Y el tiempo se congeló, y las palabras resonaron en el aire: "Pablo falleció hace veinte minutos...".

Y una bomba.

Un silencio.

Miradas. Miradas de incredulidad que cruzaban el patio. Explosión. Llantos. Gritos. Cuerpos que se tocaban sin ningún sentido, sin ningun movimiento en particular, como si quisieran sentirse para asegurarse de que estaban viviendo una realidad. Abrazos, confusión.

AHOGO. Tu cuerpo no había podido aguantar. El sufrimiento ya era demasiado.

Nadie podía creerlo. Ninguno estaba listo para recibir esa noticia, y ninguno actuaba de esa manera. Salimos a la calle. Caminamos, todo era muy confuso y la gente nos miraba. Era la salida del primario y nadie entendía nada. El director, la directora, padres. Todos al rededor, todos juntos y todos separados a la vez. Costó mucho calmarnos; pero lo hicimos.

Pasaron los segundos, y tuve el coraje de llamar a varias personas para avisarles acerca de lo que acababa de pasar. "Estoy bien.." repetía cada vez que me lo preguntaban. Nos fuimos todos a lo de Pato, y ahí estuvimos hasta la noche. Recibí noticias del velatorio, y me fui a dormir con los ojos secos, pero sintiendo cierta paz, como si se cerrara una historia.

El 28 de Mayo fue un día excesivamente frío. El cielo estaba lleno de nubes y no hubo un rayo de sol hasta la tarde, cuando ya salíamos del cementerio de Olivos. Me levanté temprano, y tomé el colectivo hasta Paraná y Maipú, donde empecé a ver caras conocidas. Todas negras. Todas tristes. La atmósfera, el ambiente, el clima de ese lugar me provocaba una tristeza indescriptible. No lloré mucho. Era como si todo lo anterior se repitiera. Caras nuevas y viejas, caras extrañas. Caras que se juntaban para llorarte.

Desde ese día no hay ninguno en que no piense en vos. Fue dificil dejarte ir, muy difícil. Siempre hablamos y nos acordamos de vos; a veces con risas y a veces con lágrimas...pero ¿sabes qué?.. yo siento que no somos los mismos. Desde ese día frio y gris todos los días se parecen, porque en todos falta una sola cosa, porque en todos hay un mismo vacío enorme, y ese vacío se llama Pablo Francisco Rincón. Y nunca vas a poder ser reemplazado por nadie, porque vos mismo te mostraste como un ser único e incomparable.

De vez en cuando cierro los ojos en la oscuridad e intento imaginarte en frente mío. Trato de verte un ratito, porque te extraño. Sí, te extraño y mucho. Extraño ver tu cara todos los días y que cantes alguna de Yayo, o escuchar esos chistes patéticos que igual me hacian sonreir, que me expliques alguna materia, que bailemos en el patio o que nos revolees por el aire con las chicas. No puedo describir lo que hay dentro de mí porque nunca antes lo había sentido, y ésta situación es la primera de este tipo en mi vida. Lo único de lo que soy completamente conciente, es de cuán grande y profundo es este dolor de cuando te sacan a alguien, cuando te lo arrancan. Lo único que sé es que te extraño y esa necesidad de verte no va a poder ser saciada nunca, porque tu cuerpo ya no está mas acá. Porque nunca, jamás en la vida, va a haber nada para mí que sea igual a volver a verte, volver a abrazarte y tenerte conmigo.
Extraño a este luchador de la vida.
Lo extraño a más no poder.



"NADIE NOS PERTENECE, SALVO EN EL RECUERDO..."

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