16 noviembre 2008

ESE SÚBITO ALETEO

...y de pronto, las sintió. En aquel primer encuentro, las sintió. Sus labios se apresuraban aún concientes de que ni los segundos ni los minutos existían para ninguno de los dos...y se desesperaban; como si se hubieran estado buscando. Como si ese beso hubiera estado latente, esperando por un largo tiempo; o como si hubiera sido inventado por ambos en su imaginación una y otra vez. Tal vez estaba escondido en las filosas miradas que intercambiaban de vez en cuando, o en la sonrisa que ella le esbozaba discretamente entre papeles y estaciones. Y ahí estaban ellos dos: La pasión era irreflenable, la necesidad era incontrolable, y el deseo incontenible. La espera había llegado a su fin. Chispas ardientes de fogosa atracción salían de sus ojos en cada pausa; cada vez que se miraban fijamente durante unos breves segundos para darse cuenta de que este no era uno de esos besos imaginarios; para verificar que la engañosa realidad estuviera ahí; y así volvían a hundirse en sí mismos, a perderse en tiempo y espacio. Y ella las buscaba en cada encuentro. El fuerte anhelo de sentirlas y el ansia de volver a besar los labios de aquel distraído individuo despertaban en ella una sensación extraña...y la poca distancia entre ellos provocaba -inevitablemente- la colisión de sus bocas. Y se miraban, se sentían, se tenían por un rato. Y el volcán se encendía otra vez. De vez en cuando la luna los invitaba a jugar a quererse; y ellos se debilitaban cada vez más...sin comprender lo que ocurría. Pero el vehemente deseo seguía siempre presente; y se buscaban sin buscarse para poder encontrarse. Y así pasaba la vida, y ella las aguardaba silenciosamente. Cerraba los ojos y esperaba ansiosa por dentro, dudando...y ahí estaban otra vez, esas pérfidas mariposas.



"Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos."

MUSIQUE ET POÉSIE